Hola compañeros, antes de entrar a valorar la enseñanza formal o no formal, os hago una reflexión sobre la necesidad de formarse y quién lo hace. En cualquier trabajo es necesario hacerlo, aprender nuevos procesos, nuevas herramientas, etc. En la empresa privada es una obligación hacerlo. En el momento que hace falta obligan a realizarlo. ¿Pero y cuando el aprendizaje es voluntario? Llevo muchos años en la docencia y recuerdo no tener ni idea de enseñanza al principio (yo estudié ingeniería). Fui realizando cursos regulados que me ofrecían los diferentes CEP, al principio relacionados más bien con mi asignatura, incluso en alguna ocasión aprovechando que empresas lo hacían para promocionar instrumentación nueva. También me encontré la suerte en esos cursos de estar dos profesores en el aula (aula taller en FP), y se producía un aprendizaje informal a través de la observación del compañero. Más tarde, y con la entrada en la ESO me fui interesando más por la formación en metodología, organización escolar, en definitiva en lo que era realmente mi trabajo. En todo este tiempo he visto muchos, muchísimos compañeros que no se forman, no quieren cambiar su forma de dar clase, no quieren mejorar (claro que la culpa siempre es del alumnado y sus familias, o de otros). Y es ahí donde radica el problema, no en la manera de aprender cosas nuevas, si no, en querer hacerlo. Los que tenemos iniciativa y ganas por mejorar debemos ser líderes positivos y animar a los compañeros para hacerlo.
Valorar la importancia de la enseñanza formal o informal, creo que son las dos necesarias, y en la mayoría de los casos son complementarias. Sería bueno comenzar una temática con una formal y seguidamente trabajarla y enriquecerla por otras experiencias, diferentes fuentes de información, etc,. Sería bueno ser transmisores de ese conocimiento a otros compañeros.
Un saludo.
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